La erección de un monumento a María Remedios del Valle es un asunto de justicia social de primer orden en un país que ha sistemáticamente invisibilizado y negado el legado y la presencia afroargentina en su territorio. A pesar de que los monumentos figurativos de carácter conmemorativo han perdido su fuerza decimonónica en el imaginario colectivo y hoy generalmente son vistos como gestos nostálgicos, fuera de época, la situación con esta figura es única porque la mera aparición de su fisonomía en la esfera pública es una reescritura de la historia. Su figura desafía el relato blanqueado sobre una identidad nacional basada exclusivamente en el mito fundacional de la inmigración, recuperando una figura clave de la gesta independentista que encarna en su persona la invaluable participación afroargentina. Así lo entienden los escultores Alexis Minkiewicz y Gisella Krasiman y la activista Louis Youpanqui quienes encararon de forma conjunta en la tarea de conceptualizar, imaginar y modelar esta escultura.
Contra las representaciones afónicas de los cuerpos racializados en Argentina - imágenes burdas, al estilo Billiken, sin voz ni voto de las comunidades a las que dicen representar - esta visión sobre María Remedios del Valle parte de una mirada afrodescendiente sobre la figura mítica. Youpanqui, activista de la lucha antirracista y por los derechos afro y transgénero, se convierte en el modelo sobre el que se inscribe la llamada “Madre de la Patria”. Youpanqui es Remedios. Su propio cuerpo narra una historia de lucha y supervivencia de una comunidad absolutamente ignorada por la historiografía y que, aún así, cobra cada día mayor visibilidad en la esfera pública. Así, este monumento reúne la temporalidad histórica con el presente construyendo un lazo de continuidad que hermana la participación afroargentina en la gesta independentista con los movimientos antirracistas y emancipatorios del presente. Lejos de ser un mero monumento conmemorativo que pasará a ser uno más luego de su inauguración, esta propuesta plantea un hito revolucionario en la representación de la historia y la identidad argentinas.
En este sentido, Minkiewicz, Kraisman y Youpanqui decidieron ir más allá del bronce y de la anticuada idea de obra como objeto único. Pensando en las urgencias del presente por descolonizar la historia oficial y en las posibilidades que ofrece la tecnología contemporánea, optaron por crear una versión abierta de este monumento como un render que permita su reproducción en cualquier rincón del país en el que haya una impresora 3D, objeto que cada vez se vuelve más ubicuo y que se encuentra presente hasta en muchas escuelas públicas de nuestro territorio. De este modo, la escultura que gane esta convocatoria será tan solo el germen para una diseminación - viralización matérica inclusive - de esta figura icónica que es un emblema de la comunidad afroargentina, de se historia de lucha y resistencia frente al olvido programado por la historia oficial y el racismo de este país latinoamericano que osa creerse blanco.
Esta tensa narrativa se inscribe en los distintos elementos que componen la iconografía de la escultura. Remedios es representada con su característico uniforme, dando cuenta de su compromiso con su pueblo, de su valor y de su gloria. Se encuentra envuelta en una bandera argentina que la abraza por completo como símbolo del reconocimiento, todavía hoy en construcción, a la comunidad afroargentina como ciudadanos de pleno derecho en esta nación y como sujetos políticos que forjaron su historia. El carácter maternal de Remedios aparece representado en su pecho que se ofrece como símbolo de amor filial para con los hijos de esta “Madre de la Patria” como fuera apodada en el S XIX tras haber cuidado y atendido a infinidad de soldados en combate y fuera de combate. Este uso iconográfico del pecho materno, del lado con el que la figura sostiene el mástil de la bandera, remite inevitablemente a la Marianne: alegoría de la victoria republicana y una figura reproducida hasta el hartazgo por distintos gobiernos del mundo dentro de una tradición que nace con la revolución francesa.
Minkiewicz trabajó sobre esta figura en su exhibición individual en el MArCo centrándose re-versionando a la representación de Victor de Pol que corona el Honorable Congreso de la Nación en Argentina. Contra esta figura de carácter eurocéntrico, recuperar a Remedios del Valle como “Madre de la patria” es una forma de ejecutar el necesario matricidio de la figura alegórica de la Marianne para restituir en el imaginario colectivo de nuestra sociedad las vidas que fueron, y continúan siendo, ignoradas. Finalmente, los autores buscaron poner de manifiesto también el sufrimiento que debió atravesar Remedios antes de obtener su merecido reconocimiento en 1828. Está descalza como símbolo de los años en que debió vivir en la miseria, pidiendo limosna en las plazas y subsistiendo a duras penas. Los pies descalzos alegorizan la resiliencia de la comunidad afroargentina y su lucha inclaudicable contra la discriminación y el olvido de quienes escribieron la historia argentina desde sus lugares de privilegio. La Remedios descalza no es, en absoluto, una figura sumisa. El punctum de la escultura se encuentra en su rostro, en ese grito de libertad que profiere: un grito que nace hace dos siglos y que, a pesar de ser mudo,
sigue resonando hoy porque es emblema de muchas libertades. Representa la lucha de un pueblo por su soberanía, la lucha de las mujeres por su lugar como sujetos políticos y como hacedoras de la historia, de la comunidad afroargentina como agentes fundamentales de la construcción de Argentina como estado-nación y de la lucha de todas las personas racializadas desmontar los mecanismos de discriminación, segregación y ocultamiento de sus vidas.
El grito de Remedios-Youpanqui es representación de los hechos históricos y alegoría de la independencia, pero es también, y sobre todo, un llamado a la acción y una advertencia feroz para el presente y el futuro que construimos hoy para que nunca más triunfe la desidia y la discriminación. Es un grito por la igualdad en el sentido más amplio y revolucionario del término y un recordatorio de que la igualdad se construye día tras día. La propuesta de Minkiewicz, Kraisman y Youpanqui logra convertir a una tecnología decimonónica - como lo es el monumento figurativo - en una escultura de una actualidad absoluta cuya poderosa simbología seguirá desafiando ese mal llamado “sentido común” que nace de una historia de corte racista que ha instituido el famoso mito de que “en Argentina no hay negros”. Aquí estuvieron, aquí están, aquí seguirán estando, viviendo y haciendo historia con su lucha lxs afroargentinxs que son también “descendientes de los barcos” aunque como resultado del tráfico esclavista transatlántico cuya oscuridad debe ser alumbrada con urgencia dentro de la historiografía argentina para que seamos una nación con justicia social. No hay más lugar para las mazamorreras en los actos escolares ni para otras representaciones vulgares de esa índole. Remedios demanda su lugar en la historia oficial con un grito desgarrador que augura, desde su encarnación en Youpanqui, un futuro promisorio. Esta escultura es el primer paso para saldar una deuda interna de nuestra sociedad. Su plazo de vencimiento fue la misma declaración de independencia y ya es hora de empezar a reparar.